CATOLICISMO
(3
de febrero de 1967).
¿Cuáles son los resultados prácticos de la campaña
evangelizadora que algunas sectas protestantes sostienen en Iberoamérica?...
Llevados por su odio a la Iglesia romana los misioneros protestantes sólo han
conseguido "en nuestra América" dividir a los cristianos y facilitar,
por tanto, la acción política de los marxistas. Se nos dirá qué tales misioneros
son hombres de buena fe, serán inofensivos que reparten menos ideas que
corbatas y más "aleluyas" que principios cristianos. Se nos dirá
también que los pobrecillos pierden con nosotros su tiempo y su dinero, que
todo lo nuestro es de la Iglesia católica por siempre jamás y que no hay
canario seráfico que pueda contra tal evidencia. Pues bien, de acuerdo. Pero,
¿creen ustedes que es este el tiempo de las lindas aleluyas, de los gorjeos
corales y del chicle misional, o es, en cambio, el tiempo amargo y difícil del
hombre cristiano que se apresta a defender su civilización contra la barbarie?
¿En qué quedamos? ¿Qué es lo que vociferan las laringes radiofónicas
occidentales, los políticos y los oradores de las grandes democracias?
¿Es el cristianismo, con todas sus eternas
instituciones, lo que debemos defender? ¿Eso es?
Pues en ese caso, no permita usted que unos cristianos
luchen contra todos, no siembre usted el odio y la confusión, la envidia y el
resentimiento entre cristianos.
(1955).
• Justamente cuando en el amplio e impreciso frente
occidental se opera una especie de retirada ideológica, cuando naciones y
gobiernos libres se disponen a comerciar generosa y alegremente con los
comunistas (menos en nombre de la paz, que bajo el signo retozón y un tanto
impúdico del dios Mercurio), precisamente cuando las resistencias morales de
los pueblos democráticos parecen debilitarse con el hechizo de la
"coexistencia pacífica", Su Santidad el Papa Paulo VI ha dicho su
palabra limpia y vigorosa sobre los peligros que acechan al continente
iberoamericano. ...Ayer, al dirigirse a los sacerdotes italianos queparten a
Iberoamérica para divulgar las enseñanzas cristianas, volvió a expresarse con
energía. lucidez y prudencia sobre un tema que a los candidatos mexicanos les
interesa particularmente.
En forma inequívoca se refirió a los tres grandes
riesgos que amenazan la unidad religiosa y espiritual de "nuestra América:
el ateísmo, el protestantismo proselitista y el castrocomunismo. Frente a la
actitud blanday complaciente de innumerablescatólicos progresistas" Su
Santidad advirtió que tales peligros deben ser atajados,
Pues de lo contrario las tierras iberoamericanas
"bautizadas por la Iglesia perderían su tradicional, legítimo y
característico nombre cristiano". Se desprende de las palabras del Papa
que no hay componenda o transacción ideológica posible entre los católicos
yquienes de un modo indirecto, con la más noble y "evangélica" de las
intenciones, quizá, socavan las bases mismas de la catolicidad iberoamericana,
como es el caso de determinados misioneros protestantes. Tampoco puede
concebirse un entendimiento, ni en nombre de la paz y la tranquilidad
continentales siquiera, entre católicos y los que viven y luchan para destruir,
precisamente, los valores y las cosas que constituyen la razón de ser y la
justificación misma de la Iglesia. No puede haber conciliación entre católicos
y comunistas, porque éstos, en último análisis, proponen la antítesis de la
palabra redentora y liberadora de Cristo. (29 de febrero de 1964).
• ...En aras de la reconciliación o de la unidad
cristiana, por vitales que ellas sean, la Iglesia no altera la letra ni el
espíritu de la Palabra de Dios o el dogma que con fundamento de esa Palabra se
haya enunciado. En cuanto a eso, utilizando la jerga grandilocuente de nuestros
revolucionarios: "Ni un paso atrás..."
En última instancia, el Concilio se nos ofrece a los
católicos como una coyuntura providencial para ajustar nuestra Iglesia a los
requerimientos, necesidades del mundo moderno, sin que ello implique el
sacrificio de sus verdades torales, recogidas en un sistema de dogmas
definitivamente impermeables a la negociación o a la crítica.
(17 de marzo de 1964).
Vivir en el
Tiempo
Ideas,
Opiniones y Reflexiones (pág. 37-39).