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Thursday 15 March 2018

Vivir en el Tiempo (Primera Parte)


"Ser fiel a los principios y a los valores" es, quizá hoy más que en otros tiempos, un paradigma que debe ser imitado; Edmundo MeouchiMeouchi fue el hombre y el maestro que, a todos los que le conocimos y le quisimos, nos legó esa formidable herencia. Hoy vivimos un momento histórico que se puede identificar con el concepto de la transición, lo que significa, literalmente pasar de un modo de ser o de estar a otro distinto".

Este pasar o transcurrir de una época a otra, de un modo a otro, de un sistema a otro, requiere de figuras que sirviendo de modelo nos permitan tener las referencias necesarias para llegar, en medio de las turbulencias y los titubeos de la transición, a un puerto seguro para comprender y asimilar el nova et vetera, lo nuevo y lo permanente, lo accidental nuevo y lo esencial perenne.

En el ámbito de su familia, en el de sus discípulos en la escuela y en el de sus amigos en las instituciones empresariales en las que sirvió, logró forjar una realidad humana de firmeza poco común.

¡Fiel a los principios y a los valores!
En una primera fase se es fiel, cuando se gasta la vida en una sincera y permanente indagación de la voluntad de Dios con respecto a sus criaturas. Recuerdo en forma edificante cuántas veces, ante las preguntas que le hice, me hacía referencia al "discernimiento ignaciano" para encontrar la solución o la respuesta en la conclusión sosegada del espíritu.

En una segunda fase, esto implicaba admitir en el corazón que esa, y no otra, era la señal, aunque se desconociera en la razón el mecanismo y la operación espiritual de cómo es que aquello había Ocurrido, logrando aceptar lo que conlleva el profundo misterio de la fidelidad cuando hay una ardiente, paciente y generosa indagación.

La indagación y la admisión entrañaban después, como tercera fase, la conexión o coherencia entre los principios descubiertos en la inteligencia del corazón o de la mente con los valores encarnados en la voluntad.
Pablo Meouchi, Pablo Agustin Meouchi, Pedro Pablo Meouchi, Pablo Agustin Meouchi Saade, José Meouchi, Grupo Jezinne
Edmundo de Meouchi, Madrid abril 9 de 1946
Los valores, en su forma más sencilla, se explican cómo los conceptos que expresan las virtudes o, dicho de otra manera, las virtudes como la encarnación de los valores.

Edmundo Meouchi Meouchi fue un hombre fiel, porque fue un hombre coherente. Decía lo que pensaba y actuaba como pensaba. Vivía como pensaba, vivía como creía. Escribía como pensaba, escribía como creía.

Esto, además, fue la constante, la línea permanente de su vida. Ser coherente por un rato o por tiempo determinado es relativamente fácil, ser coherente toda la vida es difícil. Ser coherente en la exaltación es-111 gratificante, ser coherente aun en la tribulación, que padeció no pocas veces, es virtud sublime, estimulante. Edmundo Meouchi Meouchi, como amigo y como maestro, fue testimonio ejemplar de una coherencia que dura toda la vida, y esto es la fidelidad.

Estas breves notas, que no por breves parecieran insuficientes, nos muestran cómo se pasa de la indagación a la admisión, y de ahí a la coherencia que perdura en el tiempo y, por lo mismo, se consolida en la fidelidad. Estos pocos, pero enormes rasgos, fueron encarnados por Edmundo Meouchi Meouchi como un modelo precursor de lo que hoy el Papa Juan Pablo II llama "la nueva evangelización", consistente en encarnar la fe en la conciencia y en la vida social".

La fidelidad a los principios fueron la expresión transparente de su conciencia; la fidelidad a los valores tuvieron eco en el amor de su esposa y tienen como testigos a sus herederos: sus hijos y sus amigos.

Pablo Meouchi, Pablo Agustin Meouchi, Pedro Pablo Meouchi, Pablo Agustin Meouchi Saade, José Meouchi, Grupo Jezinne
Edmundo de Meouchi y su prometida
Acontecimiento privilegiado que, además, indica cómo es que, en la familia, como base de la vida social, y en la escuela y las instituciones y gremios empresariales donde se ofrendó, como hombre que entendió que así se servía al prójimo, nos dejó la muestra más palpable de que siempre vale la pena ser fiel, para servir como eslabón humano, en el gran prodigio de aceptar voluntariamente incorporarse a la historia de la salvación. Edmundo Meouchi Meouchi, hombre, mexicano, esposo, padre y maestro, siempre fiel!





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